Y apareció ella

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Entonces entro en mi habitación, a esa habitación que llevo visitando asiduamente desde los 12 años. Allá llego, derrotado después de un día monónoto y aburrido aunque cansado y estresante a la vez. Pero algo interrumpe mi rutina diaria de dirigirme a mi mesilla a dejar las llaves y la cartera, y a la mesa camilla a dejar el móvil. Hay alguien en mi cama, medio tapado hasta la altura del pecho con una sábana.

Me acerco más, entre extrañado y curioso, en la atmósfera apesadumbrada aunque a la vez agradable que reina en mi cuarto, tan igual y tan distinto a la vez que las demas ocasiones en las que estoy en él, y veo que es una mujer. Una mujer joven y muy guapa; morena, con abundante pelo negro y de piel tostada. La conozco, se quién es, de hecho, la veo casi todos los días. Y está en mi habitación, ¿cómo puedo tener tanta suerte? Está aquí... decido acercarme un poco más, y justo cuando llego prácticamente a estar observando sobre su cara, ella abre los ojos lentamente. Doy un respingo, pero ella sonríe con lentitud y dulzura. Sus ojos son de un marrón vivo e intenso, esos mismos ojos que veo casi a diario, pero mirándolos tan de cerca, resultan aún más hermosos e intensos. Me quedo petrificado, sin saber qué hacer, justo en el momento en que ella, con un gesto sorprendentemente convincente y cariñoso, me indica que me acerque para fundirme en un abrazo con ella, o al menos eso parece, pues a mí, que soy bastante precavido, me cuesta creer que una chica así quiera abrazarme a mí habiendo tantos otros tipos que seguro que me dan 1.000 vueltas por el mundo adelante.

Me hecho algo hacia atrás, cuando ella, ampliando aún más su hermosa sonrisa, se incorpora un poco y me hace un gesto de que me acerque a la cama. En ese momento pienso que ha valido la pena. Ha valido la pena vivir todo este tiempo aúnque sólo sea por estar en la misma habitación que ella, y pienso que, sin ser yo chico de muchos amores, la vida por fin me brinda una oportunidad que no puedo dejar escapar. Con un instintivo gesto dejo caer de mi espalda mi bolsa y mis trastos, y me acerco a ella, y cuando me dispongo a tomar la angelical y femenina mano que me extiende...

...suena el despertador y me doy cuenta de que todo ha sido un sueño. De que me espera un laaaaaargo día en Coruña aguantando a mis "estupendos" compañer@s precedido de hora y pico de bus y de que hay cosas que sólo son reales en los sueños. Una pena, la verdad :(.

Continuará... o no.

¡Saludos!