Ahora mismo, a estas horas de la madrugada de un caluroso viernes de junio, encontrándome en mi cueva con la única compañía de una lata de Coca-Cola y mi flexo, tan sólo quiero dejarme llevar por pensamientos relajantes y estimulantes, pasar del mundo que me rodea y envolverme en un ambiente de alguna película ambientada, por ejemplo, en los años 30 y en los tiempos gloriosos de Al Capone.
Y quiero imaginarme que estoy en otra época y lugar con melodías en las que se pueda respirar ambientes olvidados ya, aires de unas épocas ni mejores ni peores, simplemente distintas pero que, por no ser las que estamos viviendo ahora, acaso nos gustaría soñar con haber nacido en alguna de ellas sin a veces caer en la cuenta de que si hubiésemos pertenecido a las mismas, nos hubiésemos pasado casi toda la vida deseando estar en otra... y así sucesivamente.
Tócala otra vez...
Y quiero imaginarme que estoy en otra época y lugar con melodías en las que se pueda respirar ambientes olvidados ya, aires de unas épocas ni mejores ni peores, simplemente distintas pero que, por no ser las que estamos viviendo ahora, acaso nos gustaría soñar con haber nacido en alguna de ellas sin a veces caer en la cuenta de que si hubiésemos pertenecido a las mismas, nos hubiésemos pasado casi toda la vida deseando estar en otra... y así sucesivamente.
Tócala otra vez...
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